Sergio Fernandes, director de Capital Markets en Iberia, analiza los factores macroeconómicos y sociales detrás del excepcional momento que están viviendo ambos países y las oportunidades inmobiliarias que ofrecen
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La península ibérica: un oasis de oportunidades en Europa
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Como extranjero residente en Madrid, cada mes me voy de viaje con mi familia para descubrir una nueva ciudad española.
En cada uno de estos viajes, he podido comprobar cómo España y también mi país de origen, Portugal, se han convertido en verdaderos oasis para la inversión inmobiliaria, gracias a los vientos de cola que impulsan una reactivación económica en todo el sur de Europa.
Por un lado, a pesar de los retos globales como la inflación y los costes energéticos, ambos países están mostrando un crecimiento sólido: los tipos de interés se han estabilizado, el desempleo está en mínimos históricos y las economías tanto de España como de Portugal están evolucionando hacia mayores niveles de productividad. Esto crea un entorno propicio para la inversión a medio y largo plazo.
Las oportunidades en ambos países incluyen no sólo sectores más tradicionales, como el logístico, sino también otros emergentes como los centros de datos, que están experimentando un auténtico «boom» gracias a los menores costes operativos y a la calidad de las infraestructuras en ambos mercados.
Al mismo tiempo, tanto España como Portugal pueden presumir de una calidad de vida envidiable. Su clima privilegiado, su excelente gastronomía y su competitivo coste de la vida son un gran atractivo para turistas, nómadas digitales y estudiantes internacionales, cuya presencia ayuda a sostener la actividad económica.
El sector retail es uno de los grandes beneficiarios de ello. No hay más que pasearse por las calles de Madrid, Barcelona o Lisboa para comprobar de primera mano su resurgir impulsado también por el retorno de las compras físicas. Lo mismo ocurre con los centros y parques comerciales que, trimestre tras trimestre, registran un crecimiento constante en ventas y afluencia. Es un momento óptimo para invertir en ubicaciones prime a precios aún competitivos en comparación con otras capitales europeas.
Mientras tanto, los sectores de la vivienda de ambos países se caracterizan por una demanda muy superior a la oferta. Sólo en España, se crearon alrededor de 193.000 nuevas familias en 2024, tres veces más que el número de viviendas de nueva construcción registradas hasta septiembre. Este desequilibrio crea un escenario muy favorable para los promotores inmobiliarios con visión de futuro, especialmente en las grandes ciudades o en la costa, donde se concentra una parte importante de la población extranjera y de la demanda.
Aunque esperamos que la economía mundial siga afrontando retos en el próximo año, el atractivo de refugio seguro de los activos inmobiliarios sigue siendo fuerte. Con unas condiciones macroeconómicas favorables en España y Portugal, cabe esperar que 2025 sea el año en que ambos países consoliden su posición como destinos de inversión atractivos en Europa.